¿Dónde
están las mujeres de la Beat Generation?
Hace varios años en el Instituto Naropa (de la ciudad de Boulder, Colorado), en un homenaje a Allen Ginsberg en que participaron muchos de los poetas de su generación, alguien del público preguntó: “¿Y dónde están las mujeres beats?” Desde el podium el poeta Gregory Corso respondió: “Hubo mujeres, ellas estuvieron ahí, yo las traté. Sus familiares las internaron en hospitales psiquiátricos, les aplicaron electrochoques. En la década de 1950 si eras hombre podías manifestarte como rebelde, pero si eras mujer tus mismos familiares te encerraban. Hubo muchos casos que yo conocí, sobre los cuales algún día se escribirá.”
Esa
declaración de Corso deja en evidencia la enorme lucha que tuvieron que
enfrentar las mujeres estadounidenses que compartieron las búsquedas y las
creaciones literarias en la genneración beat. Ellas se enfrentaron al
aplastante contexto de la sociedad, contra la ideología predominante del status
quo conformista permeado por el moralismo que fue casi una propaganda de
Estado; y sumado a todo eso, que ya es muchísimo, estaba el ambiente familiar
represivo. Uno de los casos de ese fuerte ataque a las mujeres fue el de la
poeta Elise Cowen, gran amiga de Allen Ginsberg. Ambos se consideraban “hermanos
gemelos”, ya que al gran parecido físico que compartían se sumaba el uso de
gafas con gruesas lentes, el hecho de que los dos eran de familia judía, la
pasión por la poesía y hasta la tragedia de pasar algunas temporadas internados
en hospitales psiquiátricos; la diferencia en este último “detalle” es que a
Ginsberg no lo enviaban sus padres sino las autoridades represivas de la
Universidad de Columbia; y en el de Elise era casi todo el mundo en su contra.
Ella terminó escapándose de esas situaciones a los 28 años de edad con el
suicidio: en 1962 se arrojó por la ventana de su departamento ubicado a varios
pisos de altura.
Otro
fin trágico, diferente al de Elise Cowen pero no menos estremecedor, fue el de
la joven poeta beat Joan Vollmer Adams, que en 1952 fuera asesinada de un
balazo por su esposo William Burroughs cuando éste se encontraba en un “pasón”
de drogas y fuertes mezclas que él solía hacer. Esto sucedió en la ciudad de
México. El escritor asesino no purgó ninguna condena porque las personas que se
encontró en el corrupto sistema judicial mexicano lo dejaron libre cuando él
les “pagó” un soborno. Los fanáticos admiradores de Burroughs, que los hay en
número considerable, siempre han visto este hecho como una hazaña.
El
poeta Ray Bremser obligaba a su esposa Bonnie (Brenda Frazer) a prostituirse
cuando vivían en la ciudad de México, y no contento con esto la mandó a Texas
para que fuera a “vender” a una hijita de ambos recién nacida. Esto lo cuenta
la misma Bonnie en su libro Troia: Mexican Memories.
Los
anteriores casos, trágicos o escandalosos, pueden ser ejemplos de la difícil
vida de algunas poetas beats, y podría pensarse que hubiera otros casos más que
ahora no conocemos (como lo señalara Gregory Corso). Pero también hubo mujeres
que sin dejar de combatir contra todas las situaciones opuestas a su desarrollo
intelectual, artístico y sencillamente en la práctica buscaban su libertad;
sobresalen con una portentosa y numerosa obra literaria. Una de las primeras
que destacan es Diane di Prima, quien primero escandalizó con su libro Memoirs
of a Beatnik (Memorias de una beatnik), debido al libre lenguaje y al relato de
los lúdicos encuentros de hombres, mujeres y homosexuales beats en sus
aventuras amorosas, relaciones sexuales relatadas con todas sus señas
particulares y el permanente gozo (“El sexo es sagrado”, escribió Jack
Kerouac). Diane di Prima es
autora de más de veinte libros, entre ellos: ThisKind of Birds Flies Backward,
Dinners and Nightmares, Earthsong, The New Handbook of Heaven, Revolutionary Letters,
Hotel Albert, Loba, The Book of Hours, New Mexico Poemas y Loba as Eve. Hasta
hoy en día no he encontrado ningún libro de ella traducido al español, salvo
las traducciones dispersas que yo he publicado en revistas y suplementos
culturales, así como los poemas que aparecen en mi libro Los poetas que cayeron
del cielo, Juan Pablos Editor-Instituo de Cultura de Baja California. Otras
poetas beats con obra publicada son: Diane Wakoski, MargePiercy, Ruth
Weiss, Leonore Kandel, Denise Levertov.
El
beat femenino de la Generación Beat
Al
lado de los escritores, artistas y disidentes del movimiento Beat en Estados
Unidos, estuvieron varias mujeres de vidas igual de intensas y turbulentas,
quienes además escribieron y crearon para confrontar los prejuicios de la
complaciente y opresiva posguerra, cuando los tiempos aún se negaban a cambiar…
A
más de más de medio siglo del inicio del movimiento beat en los años cincuenta
del siglo pasado, es fácil olvidar lo opresivos y misóginos de aquellos tiempos
de auge del sueño americano de la posguerra. Si bien a los escritores y
artistas beat se les persiguió como disidentes e inconformes, también se les
colocó como protagonistas centrales casi únicos de esa explosión artística,
mientras la mayoría de las mujeres del movimiento fueron colocadas en la
periferia, sus voces acalladas, sus logros trivializados.
Por
fortuna libros como los de CarolynCassady, Fuera del Camino. Mi vida con
Cassady, Kerouac y Ginsberg (1990), y Brenda Knight, Mujeres de la Generación
Beat (1996), han contribuido a remediar esta injusta apreciación del papel femenino
en la Generación Beat.
Varias
temperamentales mujeres participaron de una u otra forma junto a los
protagonistas centrales de esa generación: Jack Kerouac, Neil Cassady, William
Burroughs, Paul Bowles, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Gary Sneider y demás.
Muchas de ellas, escritoras de los años treinta y cuarenta, influyeron
artísticamente en los jóvenes beat. Otras más, contribuyeron con sus propias
obras literarias al movimiento o derivaron de él. Pero también destacan las
parejas, compañeras, esposas, musas inspiradoras, quienes alentaron y
compartieron el espíritu rebelde de estos innovadores, escapistas extremos del
opresivo american dream, materializado en la casa en los suburbios, el automóvil
familiar, un empleo de nueve a cinco y los fines de semana pasados en la
pesadilla moderna del centro comercial.
Aquí
las viñetas de varias estas mujeres: el beat femenino de la Generación Beat:
Jane AuerBowles. Nacida en 1917, se convirtió
en escritora de culto con su novela Dos damas muy serias, el libro de relatos
Placeres sencillos y la obra teatral En la casa de verano. Neoyoquina de cepa,
de niña viajó a Suiza a tratarse de tuberculosis. De vuelta en su ciudad fue
una figura célebre de Greenwich Village por su talento, rebeldía y por
escándalos en torno a su bisexualidad. En 1938 se casó con el compositor,
pianista y extraordinario escritor Paul Bowles, con quien viajó a México, Costa
Rica, España, y finalmente hasta Tánger en Argelia, donde residió desde 1947,
lejos de la “pesadilla estadunidense”. Jane fungió como puente entre el grupo
anterior, la llamada Generación Perdida (Hemingway, Stein, Fitzgerald,
Steinbeck, Dos Passos, Waldo Pierce, Alan Seeger) y los nuevos escritores beat. Alcohólica,
enferma y usuaria permanente de hachís, su salud se deterioró a partir de 1957
por un ataque cardiaco. Murió en Málaga, España, en 1973. Paul Bowles relató
esta dolorosa experiencia en sus memorias.
Joan Vollmer Adams (Burroughs). Nació en Nueva
York en 1924 y fue la mujer más prominente en el círculo de los primeros beat.
En el Barnard Collage compartió habitación con Edie Parker (después casada con
Jack Kerouac), y en los años cuarenta su departamento neoyorquino fue el primer
centro irradiador del movimiento: lugar de discusión, reunión, celebración y
vida. Su primer esposo, Paul Williams, fue reclutado y al regresar de la guerra
se divorció de una Joan bisexual, alcohólica, adicta a la benzedrina y
activista del movimiento beat. En 1946 inició su relación con William
Burroughs, con quien se casó y tuvo un hijo.
Fueron encarcelados varias veces por tener
sexo en público, consumir marihuana, beber y alborotar el orden. La pareja
viajó a México y se involucró en truculentas aventuras delincuenciales, consumo
de heroína, amantes diversos (hombres y mujeres), y donde también solicitaron
el divorcio. El 6 de septiembre de 1951,
bebiendo en una reunión en su departamento de la colonia Roma, Burroughs mató a Joan al dispararle mientras
“jugaban a Guillermo Tell y ella sostenía un vaso en su cabeza”. Bill declaró
que había sido un accidente y fue liberado mediante el pago de miles de
dólares.
Edie
Parker Kerouac. Nació en Michigan en 1922. Fue la compañera neoyorquina de Joan
Vollmer Burroughs en el apartamento de la calle 118, donde se gestaron muchas de
las ideas y posiciones estéticas del movimiento beat. Amante de Lucien Carr, uno
de los primeros beat, conoció luego a Jack Kerouac, con quien se casó en 1944.
Jack estaba en la cárcel acusado de complicidad en el asesinato de David
Kammerer, apuñalado por el propio Carr. Se dice que Jack se casó con Edie para
que ella pagara la fianza. Se distanciaron en 1946 y el matrimonio fue anulado
en 1952. Ella se casó dos veces más. Kerouac la siguió frecuentando hasta su
muerte en 1969. Ella murió en 1993. Edie escribió su autobiografía en relación
con la generación beat You’ll be Okay (1991).
Joan Haverty (Kerouac). Nacida en 1931 en
Albany, hija de una madre soltera, desde pequeña fue una estudiante rebelde. En
1950 se relacionó en Nueva York con Bill Cannastra, abogado amigo de Allen
Ginsberg y Jack Kerouac. Mientras viajaban en el Metro, Cannastra trató de
brincar por la ventana, se golpeó la cabeza y falleció frente a Joan. Tres
semanas después Karouac le pidió matrimonio y se casaron el 17 de noviembre de
1950. En 1951 vivieron en Manhattan en donde nació su hija Janet Michelle
Kerouac, pero el matrimonio ya se había distanciado. Ella se casó dos veces
más, recorrió el país, tuvo otros dos hijos y siempre luchó porque Kerouac
reconociera a su hija. Diagnosticada con cáncer en 1982, durante los últimos
años de su vida escribió sus memorias Esposa de nadie (1989), con base en su
experiencia con la generación beat. Teniendo talento natural para la escritura,
se negó a publicar por considerar sus textos privados. Falleció en 1990.
Lu Anne
Henderson (Cassady). Nacida en Denver en 1930, a los 15 años fue la primera
esposa de NealCassady. Acompañó al escritor en la mayoría de sus andanzas de
1945 hasta 1948, cuando se separaron a causa de Carolyn Robinson. Al año
siguiente Neal la buscó en Denver y viajaron en auto hasta Nueva York a recoger
a Jack Kerouac y luego de regreso hasta San Francisco, donde Neal vivía con
Carolyn. La historia de este recorrido fue narrada por Kerouac en Onthe Road, y
sin duda es emblema de la presencia de las mujeres beat no sólo en las novelas
sino en la vida misma de los integrantes masculinos de esa generación. Lu Anne,
setentona, vive en Denver.
Carloyn
Robinson (Cassady). Nacida en Michigan en 1923, estudió en Denver, donde en
1947 conoció a NealCassady, ya cómplice de Kerouac y Ginsberg. Neal estaba
casado entonces con Lu Anne Henderson. Una tarde Carolyn encontró a Neal en la
cama con Ginsberg y LuAnne y decidió partir. Neal la persiguió hasta San
Francisco donde se casaron en 1948. Tuvieron una hija pero al poco tiempo Neal
partió tras Lu Anne y Kerouac con quienes viajó a Nueva York y de regreso en una
aventura capturada en la célebre novela On the Road. De vuelta en San Francisco,
Kerouac, Neal y Carolyn sostuvieron una larga relación triangular hasta la
muerte de Neal en San Miguel de Allende, en 1968. Jack murió un año después y
Carolyn fue a vivir a Londres, donde escribió los libros Heart Beat. MyLifewith Jack and Neal (1980) y On the Road.
My Years with Cassady, Kerouac, and Ginsberg (1990).
Mujeres,
poetas y beatniks
El
mundo aún no lograba restablecerse del todo de la segunda guerra mundial (que
había terminado en 1945) cuando se inicia la Guerra fría. Poco después comenzaba
la Guerra de Corea y se planeaba la Revolución cubana. El fenómeno del
consumismo florecía, por un lado, mientras que los ideales de izquierda tomaban
las armas y pretendían demostrarle al mundo que la repartición equitativa era
mejor que la adquisición competitiva de riquezas.
Estados
Unidos tenía una postura muy firme: consideraron al comunismo como un peligro
para su plan de gobierno, para sus ideales de democracia liberal, y
precisamente por ello, estuvieron fuertemente en contra de los “rojos” y
persiguieron toda sospecha de conspiración.
Es
en esa época y en ese país, ni más ni menos, que una generación de jóvenes, la
mayoría poetas aunque también prosistas, decide rebelarse contra el tranquilo
conformismo. Estos jóvenes no están de acuerdo con el status quo, son
insolentes y letrados, libres y libertinos, contestatarios; así nace una fuerte
corriente de ideas, arte y acciones que en la praxis fue llamada contracultura.
Esos jóvenes constituyeron la generación beat.
Beat
y hip pueden traducierse como “golpe”; beaster y hipster, como “golpeado”. El
término beatnik (por su terminación nik) tiene un sentido despectivo, porque
hace referencia a los sput-nik rusos, pero los beats lo aceptaron (con su
cinismo característico) y terminó siendo una palabra tomada como favorable para
los miembros de la generación. Otras acepciones de beat son; “abatido,
derrotado, derrumbado, tumbado”; y Jack Kerouac le agregó la de “beatitud o
santidad”.
Es
difícil, a estas alturas, no haber oído hablar de ellos: Allen Ginsberg, Jack
Kerouac, William Burroughs, NealCassady, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti,
son sólo algunos de los nombres más sonados. El uso de drogas como rutas de
acceso a estados místicos de la consciencia, el ejercicio de una sexulaidad
libre, sin tapujos ni restricciones, y su rebeldía constante, ocasionó que
fueran múltiples veces calumniados, rechazados, prejuiciados y estereotipados.
¿Hasta
una mujer puede?
Son
los cincuenta, el papel de la mujer en la sociedad está tratando de ser
reconstruido en un icono de femineidad de ama de casa, de la madre cariñosa, de
la esposa obediente, que todos los medios bombardean. Durante la segunda guerra
mundial las mujeres habían tenido que “ponerse los pantalones”, así que en esta
década se da una suerte de reivindicación de las obligaciones femeninas: nunca
hacer enojar al marido, atenderlo, cuidar a los niños, mantener la casa pulcra,
cocinar bien, entre muchas otras cosas. Es completamente mal visto, en esta
época, que una mujer estudie una carrera o pretenda balancear el trabajo con
los deberes del hogar.
Las
mujeres no saben manejar, no pueden abrir una botella de catsup por sí solas,
son incapaces de sobrevivir sin un hombre que las rescate de todos sus
problemas, no entienden nada de política ni de deportes. La mujer estereotípica
es la mujer con delantal de todos los comerciales, es Lucy (de I love Lucy).
Así,
en un mundo donde no puedo subsistir sin un hombre, donde casarme y tener hijos
es mi mayor meta en la vida, donde mi única utilidad es ser una buena esposa y
ama de casa, ¿qué harán conmigo si escribo poesía, si busco estados místicos,
si no creo en las instituciones como el matrimonio, si soy abiertamente
lesbiana o bisexual, o si ejerzo una sexualidad libre, aun en la
heterosexualidad?
¿En
dónde están todas?
Como
lo dice Gregory Corso, sí hubo mujeres beats. Y ser rebeldes les ocasionó
terribles problemas sociales. Hubo más de una veintena de mujeres que
escribieron y experimentaron tal como los demás beats, que convivieron y
crearon lazos firmes de amistad con Ginsberg, Kerouac, etcétera. Que tuvieron
romances con unos y con otros, que vivieron sus propias experiencias, que se
posicionaron en el rechazo social en pos de vivir tal como querían y leer lo
que les daba la gana, y escribir lo que nacía de su pecho y de su mente
iluminada.
Mujeres
que marcaron pauta, que crearon puentes para entender a la mujer como un ente
mucho más ambicioso que la imagen gris de la obediente esposa. Mujeres como
Mary Fabilli, Diane di Prima, Joyce Johnson, Hettie Jones, Joanne Kyger, Denise
Levertov, Marge Piercy, Joanna McClure, Janine Pommy Vega, Anne Waldman, Ruth
Weiss, Leonore Kandel, Brenda Frazer, EliseCowen, Mary Norbert Korte, entre
otras; mujeres de las que casi no se habla porque, como dice Simone de
Beauvoir: “La representación del mundo, como el mundo mismo, es obra de los
hombres; ellos lo describen desde su punto de vista, el cual confunden con
verdad absoluta.”
No
están totalmente olvidadas, la bibliografía de este trabajo es la prueba
irrefutable de ello, pero no se les da el reconocimiento que merecen. Muy pocas
veces se habla de ellas, tan pocas que hay quienes piensan que no hay mujeres
beatniks, o que sólo aquellas que fueron musas o esposas de un beatnik pueden
entrar en la categoría. Algunas de ellas tuvieron alguna relación amorosa con
alguien de su generación, es sólo lógico, pero su talento no dependía de ningún
hombre.
En
este caso me centraré en tres de estas mujeres: Elise Cowen, Diane di Prima y
Marge Piercy.
Elise Cowen
Un
alma libre en un cuerpo reprimido por la sociedad. Empezó a escribir desde niña
y desde entonces la persiguieron algunas sombras. No era la típica niña, la que
su padres hubieran querido, no hacía lo que “era debido”, lo “correcto” para
una “mujercita”.
La
rodeaba un ánimo sombrío y estuvo internada en instituciones psiquiátricas
(nunca sabremos si una fue causa de la otra, o viceversa). Conoció a Allen
Ginsberg, su gemelo de alma y cuerpo aunque no de sangre, y aunque tuvo un
romance con él, ambos abrazaron su homosexualidad y construyeron una fuerte amistad.
Después
de múltiples tratamientos psiquiátricos para su supuesta psicosis (quizá era
sólo rebeldía o libertad) su mente no soportó más y se estrelló en el pavimento
al tirarse desde un séptimo piso en Nueva York.
Diane
di Prima
“Soy
una mujer de placer / y doy sal cuando me dan sal./ Libre de la esperanza y del
conocimiento,/ he dejado esto entre piedras molidas de otros umbrales.”
Nieta
de un anarquista de origen italiano, empezó a escribir seriamente a los catorce
años. Conoció a los beats en los años sesenta, se volvió una de ellos, escribió
junto, sobre y lejos de ellos, besó a algunos y a algunas, y de todas esas
experiencias escribió Memories of a Beatnik (Memorias de una beatnik en 1969.
En este libro cuenta su testimonio, aquello que vivió como mujer rebelde en su
época, y los detalles eróticos de su vida con otros beats. Aquí un fragmento:
Nos
dispusimos a ponernos un buen colocón, y Allen, y Jack Kerouac que estaba con
él, soltó un largo discurso hermoso e inspirado, sobre la poesía y el afán de
superación. Jack opinaba, y también Allen, por aquel entonces que uno nunca
debía cambiar ni reescribir nada porque el primer impulso de la inspiración era
el mejor, tanto en la vida como en la poesía. Era evidente que Jack vivía de
ese modo. Cogió mis cuadernos de poesía y se puso a eliminar las correcciones,
recitando los irregulares versos originales, convirtiendo en algo hermoso las
pausas e imperfecciones mientras nos poníamos cada vez más enceguecidos.
Diane
di Prima fue muy criticada por publicar unas memorias tan envueltas en escenas
sexuales y de uso de drogas, pero no llegó a más que fuerte crítica y quizá una
que otra reseña despectiva. El poemario The Love Book (El libro del amor) de Leonore Kandel,
también de la generación beat, no tuvo tanta suerte; fue acusado de “obsceno” y
retirado de circulación. Otros libros de beatniks habían sido acusados también
de lo mismo, como Howl (Aullido) de Allen Ginsberg y The Naked Lunch (Almuerzo
desnudo) de William Burroughs, por ejemplo, pero en el caso del libro de
Leonore Kandel, aun después de más de veinte años que se retiró, continúa
prohibido. Difícil de creer, pero totalmente cierto.
MargePiercy
Piercy
es una de las más activas feministas de la generación beat. Escribió libros de
poesía, novela, teatro, ensayo y autobiografía.
En
sus libros no sólo trata de y defiende a la mujer, sino también hace crítica
sobre la manera de tratar a los supuestos enfermos mentales, de las torturas
que significan los tratamientos psiquiátricos culpables de que varios beatniks
perdieran la verdadera razón (que a veces se encuentra en la locura) y que
ocasionaron que se les fuera la luz interna.
Marge Piercy
se presenta con estas palabras: “Nací en Detroit, Michigan, lugar que abandoné
al cumplir diecisiete años. He vivido principalmente en Chicago, Brooklyn,
Manhattan, San Francisco y Boston… He sido activista política (lucha por los
derechos civiles, grupos antiguerra, Estudiantes por una Sociedad Democrática)
de 1965 a 1969. Después de 1969 he estado activa en la lucha de las mujeres.”
Así
su obra está plagada de lucha social, “Como feminista, su obra refleja las
inquietudes humanas de una mujer en su tiempo”, pero sin sacrificar nunca la
forma. En su poesía, y sobre todo con su vida, ella “destruye un mundo
constreñido y anquilosado al tiempo que construye otro pletórico de
intensidades”.
Marge Piercy
es un ejemplo de cómo las mujeres rebeldes en su época tuvieron que enfrentarse
a calumnias y humillaciones, y cómo las valientes siguieron luchando por crear
un mundo donde ninguna otra persona tuviera que pasar por lo que ellas
sufrieron. Su claridad de mujer liberada en el siglo XX está patente en toda su
obra literaria, lo atestiguan poemas como “Blues luctuoso para Janis Joplin”,
“Indecencia”, “Vivir a la intemperie” y “La luna siempre es hembra.” Termino
con uno de sus notables poemas breves, toda una celebración femenina de la
sensualidad y el gozo:
“Canción
postrada”: “Húmedo, húmedo, en la humedad metido,/ creo que eres cerveza, leche
y semen./ Eres remolino de agua, un dios del río/ con cabeza afelpada. De tu
nariz/ brota la sangre, y de tu boca el vino./ Eres humectante que cura
catarros y/ resfríos. Emites un vapor perenne,/ exhalación, riachuelo de orina,
lágrimas/ tibias. Tienes una erección en frío y,/ escurridizo, te pierdes
debajo de la/ lama. De pronto caes, fogoso, ganas tú,/ barullero, y en todas
las habitaciones/ tocas puertas. Mientras yo, cual medusa/ vibrante, como un
salmón que encalla,/ sobre tu suavidad resbalo y quedo/ plena.” (Versión de
JVA.)
Bibliografía:
ZAZZARINO, Maria Anna, 2010/12/31, La Generación Beat, 2012/11/30, http://clubinformatica.caminos.upm.es/correoca/?q=node/86
ZAZZARINO, Maria Anna, 2010/12/31, La Generación Beat, 2012/11/30, http://clubinformatica.caminos.upm.es/correoca/?q=node/86
ANAYA,
José Vicente, 2010, ¿Dónde están las mujeres de la Beat Generation?,
2012/11/30, http://circulodepoesia.com/nueva/2010/10/%C2%BFdonde-estan-las-mujeres-de-la-beat-generation/
DE
LA GARZA, Alejandro, 2012/09/09, El beat femenino de la Generación Beat,
2012/12/01, http://astuciasliterarias.nexos.com.mx/?p=173
ANAYA
CETINA, Andrea, 2011/09/04, Mujeres, poetas y beatniks, 2012/12/01, http://www.jornada.unam.mx/2011/09/04/sem-andrea.html
Julia Madrid Napoles
Excelente! Felicitaciones!
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