lunes, 10 de diciembre de 2012

Poesía Maldita- Poetas Malditos en el habla inglesa


Poetas malditos en el habla inglesa


John Keats, (Inglaterra, 31 de octubre de 1795 – Roma, 23 de febrero de 1821) fue uno de los principales poetas británicos del Romanticismo. Su temprano interés en el mundo de la poesía lo llevaron a publicar su primer trabajo en el año de 1817 cuando solo contaba con 22 años, a pesar del escaso éxito que tuvo decidió abandonar la cirugía (Profesión que realizaba) para dedicarse de lleno a la literatura. En 1818 Keats tomó un largo viaje por las islas de Inglaterra donde se contagió de una terrible infección en la garganta, lo cual indicó ser el primer síntoma de la enfermedad que terminó con la vida de su hermano y madre, tuberculosis. Una vez terminado su viaje, Keats se asentó en Hempstead donde se enamoró de Fanny Brawne, a pesar de que nunca pudieron casarse durante los años de su relación (1818-1820) Keats escribió algunos de sus mejores trabajos tales como “¡Brillante estrella! Si fuera tan constante”. Después de 1820 su enfermedad se volvió más grave por lo que se vio obligado a dejar Inglaterra para buscar la cura en Italia; después de un año de estancia muere por tuberculosis.
Pese a tratarse del poeta más joven de los grandes románticos británicos, es uno de los líricos más importantes en lengua inglesa. En 1848 aparecieron sus cartas y su diario, que completan una obra de excepcional pureza expresiva y admirable dominio en su aspiración por alcanzar la belleza absoluta.

Bright Star, would I were steadfast
Bright star, would I were steadfast as thou art
not in lone splendor hung aloft the night
and watching, with eternal lids apart,
like nature’s patient, sleepless Eremite,
the moving waters at their priest like task
of pure ablution round earth’s human shores,
or gazing on the new soft-fallen mask
of snow upon the mountains and the moors—
Not—yet still steadfast, still unchangeable,
pillow´d upon my fair love’s ripening breast,
to feel for ever its soft fall and swell,
awake forever in a sweet unrest,
still, still to hear her tender-taken breath,
and so live ever—or else swoon to death.

Traducción

¡Brillante estrella! Si fuera tan constante
Estrella brillante, quien fuera tan constante como tú
no en solitario esplendor colgada arriba en la noche
y observando, con eternos párpados abiertos
como el eremita paciente e insomne de la naturaleza.
las aguas ondeantes en su clerical tarea
de ablución pura de las playas humanas de la tierra redonda
o mirando sobre la nueva mascara caída
de nieve sobre las montañas y las llanuras
No-- y aun así constante, aun sin cambio,
almohadado sobre el pecho en maduración de mi amada
sentir por siempre su suave respiración
despierto para siempre en un dulce asosiego
aun, aun escuchando su tierno respirar
y así vivir por siempre o desfallecer en la muerte.


Edgar Allan Poe (19 de enero de 1809- el 7 de octubre de 1849), hijo de Elizabeth y David Poe, actores de teatro, fue forjando su carácter a través de varios factores importantes que influyeron en su desarrollo intelectual: la herencia de sus padres tuberculosos significó, tal vez, la salud debilitada y la poca resistencia al alcohol que padeció durante su vida, la época que los Estados Unidos atravesaba y los cambios sociales que le tocaron vivir, la guerra entre el Sur y el Norte, la esclavitud, las leyendas de horror y misterio que los negros contaban, el hecho de que desde muy pequeño se quedara huérfano y el saber que vivía de la caridad, los problemas que siempre tuvo con su protector (John Allan), su desarrollo como ciudadano sureño (estado de Virginia), su estancia en Escocia y Londres. Todos ellos fueron cuestiones fundamentales que establecieron los cimientos de lo que sería el trabajo de Poe.
Durante su adolescencia ya empezaba a escribir poemas con los que enamoró a una larga lista de jovencitas, su mayor influencia fue Byron aunque leía todo lo que estaba a su alcance. Su vida universitaria fue rebelde y libertina, a pesar de que siempre estuvo en jaque por el poco apoyo económico que recibía por parte de su protector, también en esta época es cuando el poeta empieza a beber. Lo curioso es que unas cuantas copas bastaban para desquiciarlo; no tenía gran resistencia. Después de su paso por la universidad, Poe rompe relaciones con su protector y sale de su hogar hacia Boston; la miseria y el hambre lo acompañaron y no tuvo más remedio que enrolarse en el ejercito, situación que duró dos años, por lo que tuvo que volver a recurrir a John Allan en busca de ayuda, la cual le fue concedida a cambio de que aceptara un cargo en una Academia Militar, pero a los pocos meses fue despedido por negligencia en el deber, hecho que marcó el rompimiento definitivo del poeta con su protector (por esos entonces, recientemente viudo).
 A la posterior muerte de John Allan, el poeta pierde toda esperanza de que su trabajo literario se realizara en condiciones económicas favorables.
En 1832 se va a vivir con una tía y una prima a Baltimore, en donde estableció sus primeros contactos para publicar su trabajo. Luego se casó con su prima, Virginia Clemm -doce años menor que él-, con la cual vivió gran parte de su vida e influyó notoriamente en varios de los escritos del poeta.
Poe radicó en varias ciudades, Nueva York, Filadelfia, Baltimore, en donde trabajó en revistas como crítico, labor que le costó muchas enemistades por la clase de crítica que realizaba; destrozaba a sus contemporáneos. La característica principal de todos estos empleos radicaba en que recibía un sueldo mísero, pero a cambio le daban la oportunidad de publicar sus relatos y alcanzar la fama. Tristemente, sólo la fama, porque la mayor parte del tiempo vivió en la más absoluta miseria, con algunos lapsos de relativa calma.
Algunos de sus relatos más conocidos son: El Escarabajo de Oro, Los Crímenes de la Calle Morgue, El Corazón Delator, El Barril de Amontillado, El Gato Negro, Eureka, La Caída de la Casa Usher, El Retrato Oval, La Máscara de la Muerte Roja. En los que podemos apreciar el genio de Poe, algunos, escritos en momentos de lucidez y otros producto de las crudas crisis que tenía por su afición al alcohol -y a las drogas, según afirman sus contemporáneos-. Es así como hoy han llegado hasta nuestros días todas estas joyas de la literatura, producto del genio intelectual que sólo alguien como Edgar Allan nos pudo regalar.
 Al final de su difícil vida, Poe estaba hundido absolutamente en la desgracia. Edgar Allan Poe murió el 7 de octubre de 1849, después de un fatigoso viaje a Richmond. Acabado, en un hospital de Baltimore, sus últimas palabras fueron: "Que Dios ayude a mi pobre alma".

The crow
Once upon a midnight dreary, while I pondered weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
`'Tis some visitor,' I muttered, `tapping at my chamber door -
Only this, and nothing more.'

Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow; - vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow - sorrow for the lost Lenore -
For the rare and radiant maiden whom the angels named Lenore -
Nameless here for evermore.

And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me - filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating
`'Tis some visitor entreating entrance at my chamber door -
Some late visitor entreating entrance at my chamber door; -
This it is, and nothing more,'

Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
`Sir,' said I, `or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you' - here I opened wide the door; -
Darkness there, and nothing more.

Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the darkness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, `Lenore!'
This I whispered and an echo murmured back the word, `Lenore!'
Merely this and nothing more.

Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping somewhat louder than before.
`Surely,' said I, `surely that is something at my window lattice;
Let me see then, what thereat is, and this mystery explore -
Let my heart be still a moment and this mystery explore; -
'Tis the wind and nothing more!'
Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately raven of the saintly days of yore.
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he;
But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door -
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door -
Perched, and sat, and nothing more.

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
`Though thy crest be shorn and shaven, thou,' I said, `art sure no craven.
Ghastly grim and ancient raven wandering from the nightly shore -
Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!'
Quoth the raven, `Nevermore.'

Much I marveled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning - little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door -
Bird or beast above the sculptured bust above his chamber door,
With such name as `Nevermore.'

But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only,
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing further then he uttered - not a feather then he fluttered -
Till I scarcely more than muttered `Other friends have flown before -
On the morrow he will leave me, as my hopes have flown before.'
Then the bird said, `Nevermore.'

Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
`Doubtless,' said I, `what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore -
Till the dirges of his hope that melancholy burden bore
Of "Never-nevermore."'

But the raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird and bust and door;
Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore -
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt, and ominous bird of yore
Meant in croaking `Nevermore.'

This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamp-light gloated o'er,
But whose velvet violet lining with the lamp-light gloating o'er,
She shall press, ah, nevermore!

Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by Seraphim whose foot-falls tinkled on the tufted floor.
`Wretch,' I cried, `thy God hath lent thee - by these angels he has sent thee
Respite - respite and nepenthe from thy memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe, and forget this lost Lenore!'
Quoth the raven, `Nevermore.'

`Prophet!' said I, `thing of evil! - prophet still, if bird or devil! -
Whether tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted -
On this home by horror haunted - tell me truly, I implore -
Is there - is there balm in Gilead? - tell me - tell me, I implore!'
Quoth the raven, `Nevermore.'
`Prophet!' said I, `thing of evil! - prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us - by that God we both adore -
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels named Lenore -
Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels named Lenore?'
Quoth the raven, `Nevermore.'

`Be that word our sign of parting, bird or fiend!' I shrieked upstarting -
`Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken! - quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!'
Quoth the raven, `Nevermore.'

And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!

Traducción

El cuervo
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
En el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!


Heinrich Karl Bukowski (Andernach, Alemania, 16 de agosto de 1920- California, Estados Unidos, 1994.) Hijo de un militar estadounidense llamado Henry Bukowski y de una mujer alemana de nombre Katherine Fett. Sus padres lo trasladan a la edad de 2 años a los Estados Unidos, a la ciudad californiana de Los Ángeles, en la que residió a partir de 1922. 
 Vivió una infancia conflictiva, en permanente confrontación familiar, soportando las usuales palizas que le daba su padre. Este mal ambiente lo condujo desde muy niño al consumo de alcohol y a la literatura, gozando de las historias de Ernest Hemingway, D. H. Lawrence o Henry Miller. En su época de adolescente tuvo bastantes problemas con el acné, que terminaría dejándole cicatrices en su rostro para toda la vida. 
 En su deambular angelino fue practicante de boxeo, aficionado a las apuestas, bebedor desbocado y amante de orgías sexuales. Su trayectoria literaria da inicio en la década de los 50, cuando escribía poesía y relatos para revistas como "The Outsider". Al mismo tiempo trabajaba como cartero y mantenía una relación amorosa con Janet Cooney Baker, quien fallecería a causa del alcohol en 1968. A ésta obra seguirían otras cinco, todas protagonizadas por Henry Hank Chinaski, alter ego del propio Bukowski, entre las que cabe destacar La senda del perdedor (1982). 
 La poesía de Bukowski, al que le gustaba vanagloriarse de haber escrito su primer poema con 35 años, está marcada por un realismo descarnado y lírico a un tiempo, explícito, tierno en ocasiones y brutal en otras, abundante en datos autobiográficos, personalísimo y pleno de humor ácido y desencantado. Nunca abandonó su producción en verso que, con los años, se fue haciendo más directa, más sobria. 
 Autor de 27 libros de poemas vehementes en lengua inglesa y de un centenar de escándalos, famoso por narraciones como "Música de cañerías", "Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones", "Se busca una mujer", o por las ordinarias declaraciones del libro-entrevista "Lo que más me gusta es rascarme los sobacos", Charles Bukowski es una de las figuras centrales del realismo sucio norteamericano. Aquel cuya escritura se caracterizó por su estilo brutal y llano que lo convirtió en un autor maldito como Céline, Henry Miller o Carver (aunque sólo comparable a sí mismo). Los cuentos de Bukowski están reunidos en varios volúmenes. El más conocido, Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones (1972), recoge relatos aparecidos en varias revistas underground. Su obra inspiró una película, Ordinaria locura, a Marco Ferreri, a la que seguiría Barfly (1989), de Barbet Schroeder y con guión del propio Bukowski. La prosa de Bukowski es, si cabe, más autobiográfica, en un 90% según el propio autor, que su poesía, y es la que le ha dado fama entre los lectores de habla hispana. 
 El alcohol, el sexo, la soledad y los aspectos más absurdos y sórdidos de nuestra civilización ocupan un lugar de honor en la obra de Bukowski, que siempre evitó los ambientes literarios; prefería los bares y las habitaciones lúgubres. 
 Escribió en su lecho último, a modo de extremaunción, el poema "Confesión". Fue el último escritor "maldito" de la literatura norteamericana. Durante cinco décadas, sus libros fueron mordientes crónicas del lado salvaje de la vida, y le ganaron millones de devotos lectores en todo el mundo. Pero como él mismo indica en alguno de sus libros autobiográficos (como en su diario o en el relato de su gira europea) fue en Europa donde lo descubrieron. Los lectores americanos siempre tuvieron miedo. En un artículo publicado en el periódico californiano San Francisco Chronicle se puede leer la siguiente reseña: "Ningún escritor norteamericano contemporáneo ha descalificado el sueño americano con tanta perseverancia como Charles Bukowski." Seguramente fue por la osadía de Bukowski que surgieron sus lectores en América. Falleció en una gran casa de Hollywood a los 73 años de leucemia. Vivía con una hermosa mujer y estaba rodeado de gatos.

The aliens
You may not believe it
but there are people
who go through life with
very little friction of distress.
They dress well, sleep well.
They are contented with
their family life.
 They are undisturbed and often feel very good.
And when they die
it is an easy death, usually in their sleep.
 You may not believe  it but such people do exist.
But I am not one of them.
Oh no, I am not one of them,
I am not even near to being one of them.
 But they are there and I am here.



Traducción

Los extraños
Puede que no lo crean pero hay gente
que va por la vida con muy poca fricción o angustia.
Visten bien, comen bien, duermen bien.
Están contentos con su vida familiar.
Tienen momentos de congoja
pero dentro de todo permanecen imperturbables
y a menudo se sienten muy bien.
Y cuando mueren es una muerte tranquila,
usualmente mientras duermen.
Puede que no lo crean
pero gente así existe.
Pero yo no soy uno de ellos.
Oh no, no soy uno de ellos,
no estoy ni tantito cerca de ser uno de ellos
pero ellos están ahí
y yo estoy aquí.




Bibliografía
Poe, Allan (2010). Narraciones extraordinarias. México: Editores Mexicanos Unidos. Págs. 5-16.
Poem Hunter (2004). John Keats poems. [Archivo en formato PDF] Disponible en: http://www.poemhunter.com/i/ebooks/pdf/john_keats_2004_9.pdf. Consulta: 1 diciembre, 2012.
Maldito Charles Bukowski (2011) [En línea] Disponible en: https://sites.google.com/site/escritoresmalditos/charlesbukowski. Consulta: 1 de diciembre, 2012.
Ciudad Seva (2011) John Keats [En línea] Disponible en: http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ing/keats/brillante.htm. Consulta: 1 de diciembre, 2012.
Letras perdidas (2010) Edgar Allan Poe [En línea] Disponible en: http://www.letrasperdidas.galeon.com/c_poe00.htm. Consulta: 1 de diciembre, 2012.
Mundo Auricular Cultura (2012) Biografía Charles Bukowski [En línea] Disponible en: http://www.mundoauricular.com/charles_bukowski.htm. Consulta: 1 de diciembre, 2012.


Pedro Enriquez Nicasio


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